¡Qué delicia amanecer con mapalé! Aprendí a querer este ritmo cuando estaba chiquita, siempre me gustaron esos tambores y ese tipo de voces tan típicas del caribe, también la bailé una y otra vez en presentaciones del colegio, eso sí cuando estaba bien chiquita, porque ahora suena un mapalé y se me mueven los hombros, pero me siento un poco vagabunda si lo bailo como en aquellos tiempos, entonces respiro, me mesuro y meneo las caderas "con gracia" como diría mi abuela.
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